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EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

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ANECDOTARIO Y CONTROVERSIA 2
Por Javier de las Muelas
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Javier de las Muelas: Javier de las Muelas está considerado uno de los más prestigiosos cocktailman al nivel mundial. Se inició en el mundo de la coctelería hace 30 años creando sus Gimlets, lugares de referencia en Barcelona, como otros locales míticos de su propiedad, entre ellos Dry Martini, reconocido internacionalmente como uno de los 10 mejores bares del mundo. Creador de una nueva línea de coctelería, es colaborador del diario La Vanguardia. Desde 2002 aloja en su almacén el restaurante clandestino Speakeasy, un reservado que recoge el espíritu de aquellos locales clandestinos que surgieron en las principales ciudades norteamericanas en los tiempos de la ley seca.



Tal como prometía en mi último escrito, aquí os amplío la lista de curiosidades.


Espero que lo disfrutéis.

OLD FASHIONED. En Kentucky (EEUU), año 1889, apareció la primera receta, aunque dícese que en 1870 en Nueva York un barman lo improvisó para obsequiar a la madre de Whiston Churchill en una de sus visitas a la ciudad. El nombre alude a la conservación de los valores.  Azúcar, angostura, soda y bourbon.


 
TOM COLLINS. Nació en Londres, en 1.890. Lo creó el barman John Collins, que al servirlo recitaba siempre un divertido verso, dándole su apellido mientras que la dulce Old Tom Gin (ginebra holandesa) le dió el nombre. Zumo de limón, ginebra, y soda.
 
MOJITO. Cuba. Siglo XIX. Descendiente directo de un combinado muy similar, aunque sin hielo y soda que tomaba el célebre corsario Francis Drake allá por el ya lejano siglo XVI. Zumo de lima, azúcar, angostura, ron  y soda.
 
SIDECAR. Hay quien dice que lo creó en 1.923, Frank Meier, responsable de los bares de la cadena de hoteles Ritz. El origen que me gusta es el que dice que en la Primera Guerra Mundial un oficial norteamericano iba todas las noches a un bar de París, pedía su bebida favorita y noche tras noche su ayudante lo tenía que acompañar hasta la residencia de oficiales en una motocicleta con sidecar. Este bar muy bien podría ser el Harry’s New York Bar. Azúcar, zumo de limón, cointreau y brandy.


 
BLOODY MARY. Supuestamente nació en París en 1921, también en el Harry’s New York Bar. El nombre de Bloody Mary era también el apodo de María I de Inglaterra, alias la Sangrienta. Según los norteamericanos es creación del barman del St. Regis Sheraton de New York que tuvo la feliz idea de combinar vodka con zumo de tomate durante una fría noche de invierno de 1920..
Mientras el barman le añadía el resto de ingredientes: zumo de limón, salsa  Worcester,   golpe de   tabasco,  sal y  pimienta, la clientela lo iba bautizando con diferentes nombres, a cual de ellos más sangriento y ocurrente, más dignos del Krueger Hotel del Tibidabo que del mundo de la cocktelería, eligiendo finalmente F.L.Petiot que tal era el nombre del susodicho barman el de Bloody Mary en homenaje a una novia que le había abandonado.
Es el combinado por excelencia para el día después.
 
KIR. Creado en Francia por Félix Kir, alcalde de Dijon, al finalizar la II Guerra Mundial. Este político de izquierdas ofrecía en todas las recepciones celebradas en el ayuntamiento, el que se convertiría en el famoso cocktail Kir Royale (con champagne, en lugar de vino blanco), como recordatorio para que no se volviera a derramar nunca más una sola gota de sangre por conflictos bélicos.
Sin embargo hay quien afirma que fue una invención del abad Kir de Dijon, siendo la aportación más conocida por parte de los monjes al mundo de la cocktelería, algo no habitual en ellos ya que no hay que olvidar que estaban especializados en la creación de licores y espirituosos no combinados: champagne, cervezas, y un largo y buenísimo etcétera. Vino blanco seco y crema de Cassis (licor de grosella).
 
GIBSON. Hay quien cuenta que su creación fue un homenaje a las mujeres de Gibson (EEUU). No hay que olvidar que es una variación sobre el Dry Martini donde la aceituna es sustituida por dos globosas y deliciosas cebollitas. Sin embargo, tenemos cómo no, otra versión, Mr. Charles Dona Gibson, célebre ilustrador de revistas y creador de la Chica Gibson, bebía su diario Martini en el Players Club de New York. Un día, al barman Charley Connolly se le acabaron las aceitunas y sabiendo el mal humor que gastaba Mr. Gibson pensó con qué sustituirlas, algo pequeño, con buena imagen, con sabor... ¡Ya lo tengo , unas cebollitas en vinagre serán el mejor sustituto!, se dijo. Se lo preparó como siempre; añadiéndole una cebollita y bautizándolo con el nombre de Gibson. Mr. Charles se sintió tan alagado que a partir de entonces, fuera donde fuera, pedía el cocktail que llevaba su nombre.
 
En alguno de estos artículos ya les he avisado que el mundo de la cocktelería es un universo sutil y lleno de ambigüedades capaces de despertar pasiones, disputas y hasta incluso enemistades. Maníaticos y puntillosos ya se sabe hay en todas partes pero en este mundo sin que sepa yo decir porqué, abundan y desde luego pueden establecerse largas discusiones sobre si, por ejemplo, un Dry Martini comme il faut debe llevar o no oliva o el twist de limón o si la oliva debe ir ensartada en un palillo o no, o si el palillo debe ser redondo o no (nota al margen: déjenme ser maniático y destierren de su utillaje de una vez por todas el odioso palillo plano, indigno en cualquier lugar y concebido sólo para poder ser lucido -¡qué asco!- en la boca del que lo va masticando lentamente) etcétera.
En fin, que este mundo es uno en el que la controversia y la discusión sobre una sutileza, es como esas chispas que prenden pronto,
 
Pero en lo que sí todos debemos estar de acuerdo, es que una buena copa sea cual sea su origen, servirá para unirnos y nunca para desunirnos. ¡Brindo por ello!
 
Habrá más...
 
JAVIER DE LAS MUELAS
Dry Martini Bar
Barcelona