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Windsor se renueva: abre una terraza-jardín, amplía su oferta gastronómica y, además, reforma su interior  La actualización tiene lugar en el momento en que Joan Junyent, director y jefe de sala de Windsor, entra en la propiedad del restaurante


El restaurante Windsor, uno de los referentes de la cocina catalana en Barcelona, abre una terraza interior, todo un oasis en el centro de la ciudad, en la que se puede disfrutar del aire libre, el sol y la tranquilidad que ofrece un interior de manzana del Eixample barcelonés.


La inauguración de la nueva terraza ha impulsado la creación de una nueva carta de tapas en la que se puede encontrar desde el mejor caviar o las ostras más delicadas hasta unas rústicas patatas bravas o una tradicional pelota de caldo, además de medias raciones de los platos que se ofrecen en la carta del restaurante. Con este nuevo formato se pretende dar más opciones al cliente, más libertad, y ofrecer no sólo el formato estándar de una comida a la carta, sino también algo más flexible, más divertido. Por supuesto, si el cliente lo desea, también podrá comer o cenar en la sala principal y salir a la terraza para tomar los postres, un buen gin tonic o, como decía Josep Maria de Sagarra, terminar la comida con un “cafè, copa i puro”.


Esta nueva oferta culinaria se suma a los menús que ofrece el restaurante: un menú de medio día y dos menús de degustación (el Petit àpat gastronòmic y Les nostres millors creacions). Carlos Alconchel, jefe de cocina de Windsor, desarrolla estas propuestas basándose en el respeto por la tradición pero con el toque justo de actualidad que identifica su cocina y que convierte Windsor en un lugar de referencia para entender la evolución de la cocina catalana.


La actualización del restaurante se produce en el momento en que Joan Junyent, director y jefe de sala durante los últimos 15 años, se convierte en copropietario de Windsor. El estudio de la interiorista Sandra Tarruella ha sido el escogido para llevar a cabo esta actualización, un cambio que ha dotado a Windsor de una nueva entrada, ahora más llamativa, de un bar totalmente renovado y de una terraza al aire libre. Este nuevo espacio da un carácter más informal al restaurante y es la mayor novedad para este 2013.

 

 

Esta es una de mi crónicas anterior a la reforma

 

 

Los pisos principales eran las viviendas  más lujosas en las que vivían los grandes señores que construyeron el Ensanche barcelonés. El restaurante Windsor mantiene este espacio impensable en la ciudad actual, a partir de una gran sala abierta al jardín y distintos comedores privados. Es el ambiente idóneo para disfrutar de una carta y de un menú en variación diaria, fundamentado en el producto de temporada y proximidad. De su realización se cuida el joven chef Carlos Alconchel, mientras que de la dirección se encarga Joan Junyent, otro joven veterano de nuestra restauración.

El menú que he probado el día de mi visita comenzó con una primera tapa muy interesante, una crema de puerros, sobre una base de caviar de salmón, todo ello servido en copa. A destacar la temperatura de la crema con la que se recupera el concepto de tibio. Paralelamente a este servicio, el camarero llevó a la masa un aceite que siempre es una buena referencia, el Premium del Molí La Boella. Siguió un atún, presentado como  un emparedado, un “bocado” en el que el pescado azul, el atún rojo encerraba una porción de foie, sencillamente poêlé. Atractivo contraste con el atún crudo al que servia de unión una salsa muy ligera, una crema de maíz, caldo de ave, maíz y tratamiento de textura,  más una mazorca mini. Todo ello estéticamente troquelado.

El siguiente plato se fundamenta en las vieiras cortadas muy finamente, una presentación que le da cierta semejanza visual y de textura con una hamburguesa. La hamburguesa de vieiras, a pesar de sus toques cítricos, quizás precisaría una punta más de malicia. Es un plato bien concebido y tal como indico, de gran suavidad.

Continué este extenso menú degustación con un canelón de bogavante, bien resuelto  culinariamente y conceptualmente: la pasta won ton envuelve el bogavante, que no esta triturado como en un clásico canelón de marisco. Los trozos de bogavante se dejen sentir, tienen un impacto palatal notable potenciados por una salsa ligera y aromática.  Carlos Alconchel se olvida del clásico salseado de la bisque, que siempre tiene el aporte más pesado de la crema de leche, para buscar una salsa muy mediterránea y delicada. En este sentido parece recordar doctrinas del gran Fredy Girardet.

Tras este plato me sirvieron unas murgulas de primavera, con su clásica salsa de foie. Estamos en plena temporada de una temporada plena y la atención de Joan Junyet por el producto de mercado y proximidad se refleja en la carta. Perfectas colmenillas, salseadas sin excesiva presencia de foie.

El plato de carne consintió en una pintada salseada con almendras. Una pechuga de  ave preparada al vacio, a 85º durante largo tiempo. Luego la cocinan marcándola y acompañándola de ajos tiernos, más una salsa de reducción bien concentrada. La pintada tiene un sabor y textura muy agradable, siempre con este punto más recio que diferencia la gallina de guinea de las aves  de carne blanca.

Con los primeros platos me sirvieron un blanco Gran Clot dels Oms, elaborado por la bodega Ca’n Estella, del Penedès. Se trata de un chardonnay 100% fermentado en contacto con sus lias. Un vino muy bien elaborado, lo que se aprecia tanto por su aroma como en el sedoso paso en boca, nada cargante.  La pintada la acompañé con un tinto Furvus 2007. Atención a este vino elaborado en el pueblo de Capçanes, por lo tanto en la DO Montsant. Es un coupage de merlot y una variedad de estas tierras, la garnatxa peluda. Tiene carácter, señas de identidad. La misma bodega elabora una garnatxa peluda 100% etiquetada Teixar de la que próximamente daré noticia.

Entre los postres cabe destacar la manzana envuelta en pasta filo, rica en canela, jengibre y picante pimienta. Quizás pueda parecer excesivamente picante, no por el jengibre, que da esta sensación, pero por via olfativa, si no por la pimienta. A mi me ha gustado, ya que me sugiere gustos especiados medievales de un recuperado y reinterpretado Libro de Sent Sovi.  Las minardises tienen también su interés, sobre todo la ganache de chocolate. Los cafés son de calidad y la botelleria importante, con notables referencias de las destilerías escocesas. El servicio es de primera.

Miquel Sen


Córcega 286 • Barcelona •
Telf. 93 237 75 88
Horarios:
De lunes a viernes de 13h15 a 15h30 y de 19h45 a 22h45
Sábado mediodía abierto por encargo. Cena: de 19h45 a 22h45
Día de cierre: Domingo
Precio menú degustación: 40 euros
Menú mercado: 29 euros
A la carta: aprox 50 euros

Web: www.windsor.com