Desde la plantación de la viñas en 1988 he seguido con atención la evolución de los vinos del Señorío de Arínzano, una propiedad de 335ha de las que 128 están catalogadas como de Pago. Dividida por el río Ega, un río siempre es sinónimo de buen vino, está presidida por la bodega, obra impactante de Rafael Moneo.
En Arínzano los tratamientos de la viña están regidos por el concepto de sostenibilidad, un compromiso que se refleja en la calidad, en la finura de sus vinos. La Casona 2008, coupage de 75% de Tempranillo y 25% de Merlot, ha tenido una cuidada crianza de 14 meses en barricas de roble francés de las que un 40% eran nuevas. El resultado es un tinto que nos reconcilia con los vinos que expresan suelo, clima y viña. Tiene una muy buena evolución en boca, aunque quizás su principal virtud resida en el aroma, de una perfecta armonía.
Un vino complejo que evolucionará lentamente en botella
Arínzano
La Casona 2008
22 euros