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EL TEMAMACARRONES RELLENOS DE CARRILLERAS, LA RECETA DE LA XARXA, Y EL VINO FINCA GARBET DE PERELADA. POR MIQUEL SEN

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Como en el Bar del Pla se reúnen distintas generaciones dispuestas a practicar el tapeo con copas bien elegidas, vale la pena recordar que, tras los muros góticos de este local estratégicamente situado junto al museo Picasso, se ocultan todo tipo de historias. Los que no son muy jóvenes recordaran en este Pla el restaurante España, dónde sentaban sus augustas figuras, en tiempos de la movida barcelonesa, personajes como el cantante Sisa y el mundialmente famoso Miquel Barceló.
Ahora el exitoso Bar del Pla es una referencia para el plato pequeño, entre la media ración y la tapa. Bajo las directrices de Jaume Pla, el chef Jordi Peris y el responsable de sala Jordi Palomino (formados en La Torre del Remei y en el restaurante Neri)  establecen una marcha culinaria potente, ideada para dar de comer a todas horas a aquellos que quieren dar puñalada a la crisis, como hubiera escrito el pintor Santiago Rusiñol, amante de estos barrios. Yo le he dado una estocada a partir de un menú largo y estrecho que he iniciado con un tartar de atún con aguacate, un pequeño pecado ecológico, muy suave, quizás falto de un contrapunto de malicia,  al que ha seguido una sorprendente croqueta de chipirones en su tinta: un sólido que contiene un liquido al que se añade la textura del chipirón. Sugiero hagan la prueba de llevarla entera a la boca y morderla. Los gustos, la suma de rebozado crujiente y chipirones en su tinta no tiene referencia en nuestra memoria del gusto, porque es un conjunto que no forma parte del recetario conocido. Estas croquetas darán guerra.
También resulta agradable el gazpacho, con una punta de cerezas y otra de fresones, pura fruta fresca que equilibran el salado de una  arengada, finamente troceada. Son formulas que recuerdan el recetario antiguo de la cocina de los segadores y que he potenciado libremente con un chorrito del aceite que ofrece el Bar del Pla para aliñar el pan con tomate. Es de la variedad hojiblanca, fresco y afrutado. No puedo dar referencia de su etiquetado, porque se ofrece en una de las más clásicas aceiteras, alias alcuzas.

Las costillas de conejo rebozadas son una miniatura culinaria que recuerdan uno de los pocos puestos de la Boqueria en las que se venden, el de Llorens Petras. En este Bar restaurante las sirven acompañadas de alioli de membrillo, de potencia controlada, ideal para comer unas costillas que requieren olvidarse del cuchillo y del tenedor. 
Me han gustado los callos con “tripeta” de bacalao. Por sus texturas, porque tienen un punto de picante que les da carácter y en último termino por ser una referencia a un recetario catalán, muy del barrio de la Ribera, dónde se asienta el Bar del Pla. Este tipo de platillos marca distancia con la moda abrumadora de los bares de tapas, en los que cada tapa es, muchas veces, una agresión a la cocina.
Más sorpresas, el carpaccio de mango con foie, el plato del día más caro, a 9,50 euros, tiene el aporte de dulce de la fruta tropical. Quizás seria más logrado si el mango estuviera troceado en lugar de estar cortado a láminas. Seria una distribución de sabores más homogénea.  Siendo interesante, me gustaron más las laminas de pulpo a la brasa con patatas. Los puntos de sal, la textura, y un toque de caramelización le dan carácter. Es una de las tapas que volveré a pedir en mi próxima visita a este establecimiento.
Hubo más, pero antes valga un comentario sobre una carta de vinos bien elegida, lejana a la solución fácil del vino casi peleón, a euro la copa. En Pla las copas se sitúan entre 3 euros y 3,50 euros, mientras que las botellas se ajustan notablemente a los precios de tienda especializada. He apuntado un Pouilly Fuisé que me gusta especialmente, un chardonnay de Maconnais, de la Borgoña,  que elabora Chateau de Beauregard.  Cuesta 32 euros. Pero me he decidido por el vino a copas a partir de un blanco Ekam, riesling  y albariño de Coster del Segre, una denominación que tiene especial interés en los vinos fruto de viñas plantadas en altura, en el Pirineo, como es el caso de Ekam. Toda una sorpresa dentro de la D.O. He seguido con un tinto de la casa que aconsejo, el Simaiola 2009, un Penedès coupage de Cabernet y Merlot, de la subzona del Garraf, es decir, con personalidad propia, que a 3,50 la copa, establece las nuevas leyes del vino de calidad con el tapeo bien entendido.

Buen maridaje con el secreto iberico, cocinado a baja temperatura y finalizado a la plancha. El chef Jordi Peris sabe utilizar las nuevas tecnologías para preparar las bases de sus platos. Es la única manera de poder servir tantos platillos cuando en el Bar del Pla es difícil encontrar mesa y en  las barras el tapeo es intenso. Acabé este kilométrico reencuentro con la tradición renovada  mediante un postre muy de temporada  unos fresones y cerezas coronados por un helado de leche merengada. Luego es obligado probar el mojito de la casa, con textura propia.

Miquel Sen

Junio 2010

Bar del Pla

Calle Montcada 2
Tel: 93 268 30 03
Horario:
De 12h a 23h
Viernes y vísperas de festivos de 12h a24h
Precio aprox por persona a partir de 20 euros

http://www.pla-repla.com